¿Qué responderías si te pregunto cuál es la montaña más alta del mundo?
Seguramente haya aparecido en tu mente esta imagen:
Se trata del monte Everest cuya altitud en su punto más alto es de 8830 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, ¿quién nos dice que las alturas de las montañas deban medirse a partir del nivel del mar? De hecho, el nivel del mar sube y baja... está destinado a subir debido al cambio climático... ¿Deberíamos sumar y restar esos cambios? O, en su lugar, ¿deberíamos obviar ese criterio y tomar otro como referente?
Por ejemplo, si decidiéramos medir las alturas de las montañas dejando al margen el nivel del mar, la montaña más alta del mundo sería el volcán Mauna Loa de Hawái, el cual mide desde su base, situada a 5500 metros bajo el océano, 9767 metros.
Hablando de situar la base, hay gente que sitúa la base de la supuesta montaña más alta del mundo sobre la meseta Tibetana a 3600 metros, lo cual le restaría todos esos mencionados metros y perdería su preciado lugar en el pódium de las montañas más altas del mundo.
En conclusión, la relatividad en las comparaciones es evidente. Relatividad dependiente del criterio personal y que se puede extrapolar a cualquier ámbito de la vida. Razón ésta por la cual deberíamos hacer el mayor uso posible del anteriormente mencionado pensamiento crítico.
Más que la relatividad de las comparaciones es la imprecisión de las definiciones. Lo que parece obvio (montaña más alta) no lo es tanto cuanndo se quiere precisar de verdad.
ResponderEliminarLa verdad que la imprecisión de las definiciones define mejor la relatividad del término resultante dependiendo de los criterios que se decidan tomar para la definición del mismo. Gracias!
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